- Dedicamos mucha energía a nuestro trabajo. Es una parte muy importante de nuestra vida. Invertimos muchas horas para terminar una tarea crítica, resolver un problema importante o satisfacer la necesidad urgente de un Cliente. Pero no valoramos las largas horas sin motivo. Cualquier esfuerzo adicional es un desperdicio si no conduce a los resultados adecuados que deben ser medidos y evaluados. Rendimos cuentas de ello y no del tiempo empleado.
- Somos perseverantes. No claudicamos. Los fracasos son regalos de aprendizaje. Nos levantamos las veces que haga falta para conseguir nuestros objetivos y sueños.
- Hacemos todo lo necesario para sacar el trabajo adelante y alcanzar nuestro propósito. No se nos caen los anillos por hacer tareas que no figuran en la descripción de nuestro puesto.
- Somo frugales con nosotros mismos pero generosos con los demás. Logramos más con menos. Las restricciones generan ingenio, creatividad y nuevos recursos.
- Evitamos los privilegios. Es una obligación para los que tienen el honor de liderar nuestra organización.
- Somos muy respetuosos con el tiempo de los demás, medimos una comunicación, una petición o un mail antes de enviarlos. Nunca utilizamos el mail para “cubrirnos las espaldas” o para evitar responsabilidades. Nunca nos excusamos en una responsabilidad mal definida.