La Regla de Platino
-
No estamos en el B2C ni en el B2B. Estamos en el P2P,
el People-to-People. En el centro de nuestra actividad
están las personas. Cuando nuestro Cliente es una
empresa o una institución nunca olvidamos que detrás
hay personas.
-
Tratamos a todo el mundo con bondad y respeto.
Aplicamos la Regla de Platino: tratar a las personas
como ellas quieren ser tratadas. Demostramos empatía
y comprensión por la situación de los demás. Tal vez no
recordarán qué dijimos o qué hicimos, pero sí recordarán
cómo les hicimos sentir.
-
Comunicamos con clase y elegancia. Sabemos estar en
cada momento. Desde la humildad y el deseo de servir.
No toleramos la arrogancia ni la soberbia. Ni en nosotros
ni tampoco en los demás.
-
Abrazar la diversidad de todo tipo, en especial la
de género, racial, étnica y cultural de las personas
que trabajan en nuestra compañía y con las que nos
relacionamos, no sólo lo consideramos un deber moral y
ético, tenemos la convicción de que nos hace más felices,
enriquece nuestras vidas, mejora la calidad de nuestro
trabajo y hace más próspera nuestra compañía.
Nuestra integridad no tiene precio
-
Decimos lo que pensamos y hacemos lo que decimos.
Ni hacemos teatro ni le pedimos a nadie que lo haga. Al
mismo tiempo, somos conscientes de que la perfección
es imposible de lograr para la mayoría de los mortales.
Aun así, hacemos esfuerzos extraordinarios para
mantener nuestros pensamientos, palabras y acciones en
armonía. Si alguna vez patinamos, nos lo recordamos con
cariño y admitimos el error.
-
La integridad se traduce en la máxima transparencia en
nuestras relaciones. No manipulamos, no encubrimos,
no maquillamos los malos resultados. No hay trucos,
ni trapicheos, ni letra pequeña. Y, por supuesto, nunca
mentimos ni toleramos que otros mientan. Decimos las
cosas como son, incluso si es perjudicial para nosotros.
Nuestra integridad no tiene precio.
-
Mostrarnos tal como somos, abiertos y vulnerables, es la
vía directa para ganar confianza entre nosotros y construir
relaciones sanas. Evitamos los chismes. Solo comentamos
cosas de un compañero que le diríamos cara a cara.